Por Pedro García
El arranque de los gobiernos se caracteriza, a veces, por el optimismo social de que el estado de cosas tenderá a mejorar en comparación con un sexenio previo.
El caso Nuevo León tornó –a las primeras de cambio-, de la renovada esperanza a una suerte de convulsión por las contrariedades experimentadas por el nuevo gobierno derivado de la conmoción causada con la desaparición y muerte de mujeres. Hubo una lluvia de críticas negativas hacia el titular del Ejecutivo quien se vio increpado hasta por el fiscal de justicia.
Luego, se vino encima la crisis por la falta de agua en los hogares causante de un generalizado pánico por los cortes del líquido, acompañado de alzas en las tarifas.
Ello se agregó a los aumentos aprobados en el Congreso al impuesto Predial, a los gastos de las familias en el pago de las cuotas universitarias, onerosas a más no poder, el desembolso mayor del presupuesto popular en la compra de la despensa cotidiana, impactada por la inflación desatada debido a un fenómeno económico provocado por la post-pandemia (desabasto de bienes y rompimiento de las cadenas mundiales de abasto, alza de los combustibles). Más recientemente, se decretaba el alza en el Metro.
Entonces, la sociedad de Nuevo León está padeciendo y no se advierten, ni siquiera, medidas paliativas de la postración financiera de las familias. El golpe está dado, y ahora te aguantas.
Si bien los sectores públicos enfrentan problemas de imagen propios de su desempeño, de sus decisiones, sus padecimientos son relativos, incomparables a lo que sucede en la vida diaria de los gobernados.
Estimamos que hay un vacío institucional en favor de los nuevoleoneses que no se ven compensados ante tantas tribulaciones a partir de la inseguridad: ola criminal dirigida contra las mujeres que sobreviven en la indefensión en su trayecto al trabajo, el estudio y el solaz: nadie debe ser agraviad@ por el sólo hecho de salir a entretenerse. Son unos infelices los que (re)victimizan a las mujeres agraviadas, por el hecho de atreverse a la recreación.
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Espeluznantes documentales nos encontramos en la DW, en you tube, que refieren la privatización del agua en donde se advierte la voracidad de las empresas concesionarias por engullirse el ingreso de los usuarios.
No obstante lo anterior, en México se ve una tendencia de ciertos partidos-gobierno a privatizar el suministro del agua potable, decisiones frías y desalmadas, tendientes a favorecer a empresarios que actúan como vampiros.
Véase que hay países donde el suministro hidráulico está dominado por “dráculas” que controlan el abasto mediante esquemas de “mercados del agua” desde lujosas oficinas corporativas ubicadas en rascacielos. No nos extrañaría una eventual revolución popular mundial, a causa de ello.
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Esta columna saluda a doña Blanca Herminia Guzmán que anda con todo para evitar más agravios por parte de Agua y Drenaje cuyos directivos, denuncia la aguerrida activista, además de no resolver el problema de abasto, están entregando el agua potable turbia, por su gran concentración de contaminantes, causante de problemas de salud entre los usuarios.
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El inquieto dirigente sindical, secretario del Transporte de la CROC, Osvaldo Serna comparte a este espacio editorial los programas sociales que está lanzando con el propósito de dotar a la sociedad de información que le ayude a enfrentar los gravísimos problemas como la inseguridad pública.
Serna nos explica que desde la secretaría del Transporte impulsa programas dirigidos a incitar a la gente a procurar su bienestar personal y familiar, con un enfoque de seguridad.
Así, ha lanzado una serie de conferencias con el lema: ¡VAMOS A CUIDARNOS!
Osvaldo Serna quien también encabeza Las Asociaciones Vecinales, Teresa Servín López (TESER), ha efectuado sesiones de Vamos a Cuidarnos con participación de la sociedad y de trabajadores del transporte como prestadores de servicios al público.
Las sesiones las ha presentado la psicóloga Silvia Yaneth Bazaldúa Arévalo, que hizo un enfoque de la importancia de concientizar y sensibilizar para crear protocolos en el servicio de taxis; así como también la de aprender y desaprender, ya que hay cosas asimiladas que, en la actualidad, ya no funcionan.
En otra parte de sus exposiciones, la psicóloga Bazaldúa Arévalo llamó a tomar conciencia y a ser sensibles para hacerse de las herramientas para enfrentar las implicaciones de la sociedad actual crear empatía hacia los compañeros, clientes y sociedad en general.